No muchas cofradías tienen la suerte de procesionar el día en el que se cumplen 75 años de su fundación y al día siguiente volver a plantarse en la calle ofreciendo la estampa más tradicional, colorida y emocionante del Viernes Santo emeritense.
No muchas cofradías tienen la suerte de que el colorido sea igual de intenso, ya haga una mañana espléndida y luminosa, como la de ayer, o las nubes amenazantes lo cubran todo.
Sea como fuere, desde que en 1961, Angustias y Esperanza tienen una cita con el sentir cofradiero de Mérida en la mañana de Viernes Santo siempre hay verdes, azules, negros, blancos, plateados, caobas… que contrastan con la piedra granítica de la basílica de Santa Eulalia, el Arco de Trajano o el propio entorno de la Plaza de España dando color a esta singular mañana emeritense.
Siempre habrá gerveras amarillas como hace años, rosas inglesas como en 2019 o tulipanes amarillos y antirrinos y calas blancas como ayer, que dirijan la mirada a ese paso de Las Angustias, ese envoltorio de lujo, caoba y plata, que acoge al misterio de más sencilla belleza de la Semana Santa emeritense en el que este año, además, los faroles recién restaurados de los guardabrisas competían en esplendor con las cartelas plateadas.
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